lunes, 16 de febrero de 2009

Hugo Chávez y América Latina


¿Qué le espera a Venezuela después de la victoria de Hugo Chávez? ¿Qué impacto tendrá en la región? ¿Acaso el venezolano se transformará en el modelo de gobernante a imitar por otros países latinoamericanos? ¿Estamos ante el alumbramiento de un Fidel Castro del Siglo XXI? Todas son preguntas difíciles de responder. Para empezar Venezuela, la mayor potencia petrolera de la región, no es una masa homogénea de individuos que siguen ciegamente a un líder, como puede haber sucedido en la Rusia stalinista. Menos de la mitad de los votantes de ese país apoyaron la nueva reforma de la Constitución que permitirá al Presidente la reelección indefinida. Si bien Chávez ganó con el 54 por ciento de los votos, hubo un 30 por ciento de abstención. Además, no hay que olvidar que este es el segundo plebiscito sobre la cuestión, ya que en el primero el líder bolivariano fue derrotado. De todas formas, queda claro que la sociedad venezolana seguirá dividida. Por otro lado, y a pesar de los teóricos analizan a la región como un todo homogéneo, las naciones latinoamericanas son muy diversas. Las diferencias entre Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Chile, Perú o Brasil son muy fuertes, y pese a que pueden hallarse algunas coincidencias entre las tendencias políticas de sus líderes actuales, difícilmente cualquiera de los demás Presidentes –salvo Evo Morales- tenga pretensiones o crea posible acceder a una reelección indefinida como la del venezolano. Por último, y pese al escozor que provoca la sola imagen de Chávez en Estados Unidos y en algunos sectores de la sociedad argentina, quien tomó la decisión –cuestionable, quizás- de permitirle la posibilidad de seguir en el poder fueron los ciudadanos a través de su voto, una costumbre que tiene apenas un par de décadas en la región. A líderes tan diferentes, como Fidel o Pinochet, jamás se les ocurrió se les ocurrió consultar o respetar la voluntad de sus pueblos. Mientras sean las urnas las que legitimen, habremos superado un escalón en Latinoamérica, y por ello hay seguir muy atentos a que la voluntad de los pueblos siga respentándose.

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