miércoles, 25 de febrero de 2009

Otra grave y absurda descortesía


Una persona es invitada a una reunión, repleta de amigos del anfitrión. En el curso del encuentro esa persona (el dueño de casa) le enrostra imprevistamente al invitado ciertas cuestiones que solamente habían tratado en privado y habían de seguirse conversando posteriormente. Ante tal situación, los amigos del anfitrión celebran la supuesta puesta en evidencia de la falta del invitado, sin mayores juicios, sin escuchar argumentos de la parte acusada y, encima de todo, evitan una defensa con una silbatina cuando el invitado se apresta a hablar. ¿Cómo se podría llamar a una situación semejante? ¿Qué relación propone el anfitrión con el invitado ante semejante descortesía, por no decir agresión? Ese fue exactamente el tratamiento que la Presidenta Cristina Fernández dio al gobernador santafesino Hermes Binner. Ayer, en un acto en el que mandatario provincial no pudo disimular su incomodidad -soportó estoico, abucheos de los militantes peronistas movilizados para el encuentro-, la presidenta no tuvo prurito en enrostrar a la gestión socialista el “récord” de transferencias de fondos que giró la administración K a Santa Fe. Las declaraciones de Fernández eran una respuesta al reclamo del santafesino por 4.000 millones de pesos que la administración central adeuda a esa provincia. A la Presidenta no se le escapó detalle y enumeró los fondos que el gobierno nacional distribuyó a Santa Fe. Después de haber sufrido la fuga de gran parte del PJ santafesino, el kircherismo tiene en Binner -si no un aliado- la única puerta al diálogo y a eventuales alianzas pragmáticas en esa provincia. No se puede comprender, entonces, el desaire, la agresión, la grave y absurda descortesía cometida por el oficialismo contra un hombre que hizo todo lo posible por no cortar la relación con el Gobierno Nacional. Esas formas, esas malas costumbres, esa falta de códigos y de respeto mínimo por nadie, es una de las causas de la debacle K. Es increíble que, hasta el día de hoy, el Gobierno Nacional no haya querido percatarse de ello.

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