viernes, 26 de septiembre de 2008

¡Ay Néstor!... Si sólo nos hubieses explicado


El matutino porteño La Nación publicó ayer detalles de una charla informal que mantuvieron Cristina y Néstor Kirchner, con tres empresarios y tres funcionarios, en el bar del hotel donde se alojaron en Nueva York. La nota -que refiere casi en su totalidad a las palabras del ex presidente-, asegura que él dijo, por ejemplo: “Con la oferta de los holdouts y la reprogramación de los préstamos garantizados, el financiamiento está asegurado. En 2009 tendremos un superávit de 3,3% y respiraremos tranquilos”. Además, aseguró: “Cuando era gobernador, no me interesaba otra cosa que la caja. Pero, la verdad, es lo más importante. Los ministros de Economía llegan al cargo con grandes fantasías y programas y se olvidan de ese detalle: lo más importante es la caja”. En otro pasaje del diálogo, según el matutino, Néstor Kirchner analizó el pasado reciente de la economía argentina a través de algunos ministros: “El que está al frente de la economía debe entender la política: cómo funcionamos los políticos. En ese sentido, (Miguel) Peirano y Roberto (Lavagna) son dos modelos. (José Luis) Machinea también fue bueno. Y el que entendía todo era (Chrystian) Colombo, el jefe de Gabinete de De la Rúa. Pero, claro, cuando estaba Colombo a nosotros, los gobernadores lo único que nos interesaba era la plata de la provincia y pará de contar”. Sobre el reciente fracaso de la resolución 125, el ex mandatario aseguró: “Esas retenciones se explicaron mal, pero ahora, que la soja pierde precio, al campo le vendría mucho mejor asociar al Estado en la caída. Deberían pedirlo”. La nota de La Nación es sin duda una jugosa crónica para quienes intentan develar qué es lo que piensa el ex mandatario, quien –ya sabemos todos- es el que maneja la economía nacional. Curiosamente, el personaje que describe el cronista se aleja mucho de la imagen pública que se ha formado el ex presidente, y es más, hasta parece un tipo mucho más agradable que aquel pedante y jactancioso que ofreció esa conferencia, en la que irrespetó a la prensa y en lugar de críticas racionales, lanzó ironías sobre quienes se le oponían durante el conflicto con el campo. Por otro lado, muestra una visión ultra pragmática -y en algunos aspectos conservadora- de la economía, discutible quizás, pero coherente. ¿Por qué no apareció ese Kirchner durante el paro agropecuario? Si la movilidad de las retenciones era –y podría serlo en la actualidad- beneficiosa… ¿por qué entonces no se explicó bien? ¿De quién es la culpa?. Obviamente, es culpa del Gobierno, de ellos. La extraña razón que no permite al Poder Ejecutivo comunicar claramente su pensamiento, sus planes, sus fines, es absolutamente dañina para ellos y para todo el país. Paradójicamente, el abiertamente crítico diario La Nación, le dio una mano a Kirchner en su imagen pública.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Lo que creímos que ellos sabían


La Reserva Federal de Estados Unidos anunció un paquete de rescate para salvar de la bancarrota al gigante de los seguros American International Group (AIG). Algunos especialistas dicen que AIG es demasiado grande para dejarla colapsar. Según el plan, la que es considerada la mayor aseguradora de Estados Unidos recibirá 85.000 millones de dólares en préstamo, lo que significa que el gobierno asumirá casi el 80 por ciento del control de la empresa. Si AIG no hubiese recibido la ayuda multimillonaria habría tenido que declararse en bancarrota. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de la Reserva Federal, el mercado estadounidense abrió a la baja por los temores de que el rescate no sea suficiente para ahuyentar el pesimismo que domina al mundo financiero. También las bolsas de Asia y Europa se derrumbaron. La de Rusia tuvo que suspender la jornada para frenar la estrepitosa caída. Así, todo el mundo financiero muestra su desconfianza de que las cosas pueden seguir como estaban antes del inicio de la crisis. ¿Es esto una muestra de que los cambios en “la forma de hacer negocios” son inminentes? Por lo pronto, hay una expresión que comenzó a aparecer en los medios tanto argentinos como de todo el mundo que antes difícilmente se encontraba: Sofisticados instrumentos financieros. Ningún diario en una sección de economía se hubiese atrevido a utilizar una expresión semejante porque, lisa y llanamente, muestra el desconocimiento del analista o periodista sobre lo que está escribiendo. Ahora, ya se publicó en medios que van desde La Nación, pasando por The New York Times hasta la BBC. ¿Acaso esos periodistas nunca supieron –o supimos- qué era lo que realmente estaba pasando y simplemente confiamos porque creímos que ellos, los hombres que trabajan en financieras tan elegantes o temibles como Lehman Brothers sabían algo que nosotros no?

viernes, 5 de septiembre de 2008

La negligencia genera ambigüedad

La Presidenta encabezó un acto en la localidad santafecina de Arroyo Seco, donde se inauguró una fábrica de calzado. Promediaba su discurso, cuando, dirigiéndose a "los jóvenes" deslizó: "Agraviando insultando o incendiando nadie resuelve nada. Al contrario, se necesita mucho esfuerzo como el que ustedes ponen todas las mañanas". No se comprenden muy bien las declaraciones de la Presidenta si, como la mayoría de los argentinos, se enteró anteayer que en realidad, según el ministro de Justicia Aníbal Fernández, los agravios y los insultos fueron solamente consecuencia de un grave atentado realizado por grupos de ultraizquierda en su intento por desestabilizar al Gobierno. Entonces, todas esas personas que agraviaron, insultaron o incendiaron trenes fueron víctimas de la operación de activistas, quienes se aprovecharon de la furia que ellos mismos (los activistas) provocaron para generar el caos que permitirá, poco a poco, a estos grupos antidemocráticos desestabilizar al Gobierno, desatar una revolución, y tomar el poder. Entonces, si todo fue un boicot, un atentado, una operación guerrillera, no se puede culpar a los usuarios del tren por haber caído en las redes de plan perfectamente ingeniado. Sin embargo, los dichos de Cristina Fernández sí son más coherentes si se toman las declaraciones realizadas por el ministro ayer a la tarde, en las que decidió bajar el tono y asegurar: "hasta ahora lo único que encuentro es el conflicto por el conflicto mismo. La situación es la de un desquicio sin sentido". Las acusaciones del Gobierno contra partidos políticos, a horas de desatados los disturbios, con supuestas pruebas fotográficas generan inevitables suspicacias. Si, como afirma el Gobierno, esos partidos de izquierda organizaron un atentado con el fin de desestabilizar a la Presidenta, entonces habría que proscribirlos por antidemocráticos. Pero una vez más, la sensación es que se apeló –con bastante negligencia- a una grosera maniobra de prensa para esconder problemas que no saben cómo enfrentar.

Un atentado, dice la historia oficial


Cientos de personas, en su mayoría trabajadores del conurbano bonaerense, salieron ayer de sus casas, muy temprano a la mañana para ir a trabajar como lo hacen todos los días. Ayer, como todos los días viajaron en condiciones infrahumanas. También ayer, como muchas veces sucede, hubo demoras en el tren que los lleva hacia la Capital Federal. Dos horas estuvieron parados, varados, encerrados en los vagones, hasta que les abrieron las puertas. El resto de esta historia, los incidentes, la quema de los vagones, la furia, se vio por televisión para todo el país. No que no se pudo ver, ni se puede ver desde hace rato, son las verdaderas causas de estos conflictos, de estos escándalos. Según los dirigentes opositores, el problema es el mismo que el de antes: el descontrol oficial sobre el transporte público, al que se pagan (pagamos todos nosotros) millonarios subsidios para mantener en buenas condiciones y a bajo costo, lo que no sucede en realidad. Pero ayer, hubo otra versión, que fue la historia oficial. El gobierno denunció dijo que los incidentes fueron, en realidad "un atentado" en el sistema de frenos de una formación, y responsabilizó de los hechos a militantes del "Partido Obrero (PO), MST y Proyecto Sur de Pino Solanas". Según el ministro de Justicia y Seguridad Aníbal Fernández, quien identificó al "militante del Partido Obrero, José María Escobar, que es preceptor de una escuela" como el que dirigía la operación, en la que "alguien que sabía lo que hacía rompió el tablero de los frenos del primer tren, se metió allí y con un líquido produjo el cortocircuito" que detuvo la formación y que sirvió como detonante de los incidentes en la estación Castelar. La versión oficial tiene graves implicancias, ya que admite la acción de un grupo desestabilizador, que cometió un atentado muy grave. Esta vez, no fue de derecha sino de ultraizquierda. Por ello, es verdaderamente importante que se aporten pruebas a la Justicia para sostener las graves acusaciones oficiales.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Un golpe de efecto a medias


Ni siquiera los medios mundiales, esos más preocupados por la salud del capitalismo global que por la de la Humanidad, que exigieron durante años que Argentina cumpla sus compromisos de deuda, se mostraron satisfechos con la decisión de pagar al Club de Paris de contado, con reservas del Banco Central. El diario británico Financial Times dijo que la decisión "no hará nada para mejorar el acceso de Argentina a los mercados financieros internacionales ni reducirá la dependencia forzada del gobierno a Venezuela para el financiamiento". En la nota titulada "Argentina da giro en pago de deuda" el matutino subrayó que la decisión de la presidenta "fue tomada luego de la turbulencia de los mercados y de temores crecientes entre inversores acerca de que la Argentina, a pesar de los datos macroeconómicos, está dirigiéndose a otra crash después de registrar el mayor default de deuda soberana en el mundo en 2001". Y agrega que, sin bien la noticia "fue recibida ampliamente como una buena noticia", demuestra "la reputación del gobierno por su imprevisión". The Wall Street Journal, que presentó a Fernández de Kirchner como "la presidenta populista de la Argentina", subrayó que "el pago de los 6.700 millones de dólares es un intento por disipar temores de los inversores". Mientras tanto, para el New York Times, "la Argentina sorprendió a los inversores" con la iniciativa, aunque destacó que "si bien la movida satisfizo a hombres de negocios locales, avivó las preocupaciones sobre las finanzas del país". Las afirmaciones de estos medios se pueden sintetizar en que el pago buscó un golpe de efecto que logró, a medias, pero sin embargo confirmó la imprevisión con que se maneja el Gobierno Nacional y debilitó la capacidad del Banco Central. Esto muestra, una vez más, que no hubo un cambio central en la forma de gobernar. Sólo maquillaje.

martes, 2 de septiembre de 2008

El pago y las formas de pago


El Gobierno Nacional anunció la decisión de pagar la deuda con el Club de Paris, estimada en 6.700 millones de dólares, con reservas del Banco Central. Algunos aplaudieron, otros criticaron, otros advirtieron sobre la necesidad del visto bueno del Congreso para poder hacer efectivo el decreto. Pero hay otros que repitieron la misma crítica que lanzaron cuando se pagó, de la misma forma, al Fondo Monetario Internacional. ¿Es necesario utilizar las reservas disponibles del Banco Central (BCRA) para pagar un pasivo que podría haberse reestructurado? Una cláusula del Club de París exige que estos procedimientos incluyan un monitoreo FMI del país deudor, en este caso la Argentina. Es decir, que el Gobierno no quiere por una cuestión supuestamente política o ideológica, que el Fondo monitoree la operación. ¿Pero es esto una cuestión ideológica, como también denominó el Gobierno Nacional al aumento de las retenciones para una redistribución de la riqueza? Estos temas le están costando caro al Estado argentino y está provocando que cada vez, haya menos riqueza para negociar. Así fue que el país pagará 15 por ciento de intereses a un amigo y compañero latinoamericano, como es Venezuela, cuando en los mercados internacionales cualquiera podría haber pagado la tercera parte de ese porcentaje. Se puede estar de acuerdo o no con el pago al FMI y al Club de Paris, de acuerdo a una posición política. Pero, según ese mismo criterio, no se puede estar a favor de gastar mal y mucho, en vez de lo contrario, con el necesario perjuicio a las arcas del Estado. Desperdiciar los cerca de 600 millones de dólares que se pagarán en intereses a Venezuela, o comprometer la fortaleza del Banco Central sólo para poder saltear el monitoreo del FMI, no es ni de izquierda ni de derecha, no es monetarista ni keynesiano, no es neoliberal ni socialista. Es absurdo.