lunes, 13 de abril de 2009

Naturalizar lo obsceno


El matutino La Nación publicó en su edición de ayer un informe sobre el clientelismo político en el conurbano bonaerense. En uno de los párrafos afirma: “media docena de beneficiarios relatan su dilema: sienten que gracias a los referentes políticos tienen un techo, pero detestan que acosen a las mujeres, que decenas de "ñoquis" aparezcan sólo los sábados porque es el día de cobro, o que la entrega de las casas llegue con una advertencia: "No te olvides que para la temporada de elecciones se te va a necesitar"…”. La publicación hace referencia a las prácticas “políticas” en el conurbano bonaerense, donde se jugará la mayor parte del destino del Gobierno Nacional en las próximas elecciones, y donde Néstor Kirchner ha puesto la mayor parte de sus fichas. Sin embargo, nadie del oficialismo ha salido a desmentir estas denuncias como sí lo han hecho con otras informaciones tanto de La Nación como de Clarín o de cualquier otro medio que le es esquivo. Cuando una persona tiene que soportar en silencio que acosen a sus hijas o a su pareja porque su reacción podría quitarle los bienes con los que fue “favorecido”, entonces estamos hablando de una relación de semi esclavitud, de sumisión absoluta a las personas que ostentan el poder, una situación de absoluta indignidad. Quienes se dicen progresistas, quienes dicen buscar la liberación del pueblo, no pueden de ninguna forma utilizar estos medios para ganar una elección. El clientelismo se ha profundizado en la Argentina al ritmo del crecimiento de la pobreza. Ha crecido poco ha poco hasta niveles intolerables. Es deber de todos combatirlo y denunciarlo, aunque como es difícil la demostración en la Justicia ya que estas prácticas no son del todo ilegales aunque sí evidentemente inmorales, muchas veces la prensa es el mejor medio para ponerlo en evidencia. De no luchar contra esto, terminaremos por convertir estas atrocidades en cosas cotidianas. Terminaremos por naturalizar lo obsceno, lo aberrante.

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